lunes, 10 de junio de 2024

Mateo, mi vibrador y yo

Aquí os presento mi 2º relato erótico, para mayores de 18 años. 🔞Espero que disfrutéis de esta experiencia y comentéis con vuestras opiniones 😏🫣🤭

#erotico #pasion #romance #Adultos #XXX #intenso #relato #apasionado #vibrador #masturbacion



Imagen de Pinterest. Derechos a quien corresponda.




Mateo es un joven alto, de complexión delgada, ojos dulces y unos rizos oscuros que siempre parecen estar un poco desordenados. Tiene una pasión insaciable por la mecánica, esta inclinación natural le condujo a estudiar Ingeniería donde rápidamente destacó por su habilidad y creatividad.

Yo por el contrario soy artista, encuentro inspiración en la naturaleza que rodea mi hogar, capturándola en lienzos llenos de color. Mi altura está en la media para una chica; tengo el pelo largo y ondulado que realza mi figura esbelta y proporcionada.

No es la primera vez que el destino trae a Mateo hasta mi vida, desde el primer momento fuimos atraídos por una fuerza inexplicable entre nosotros.


Pero la vida nos ha alejado las mismas veces que hemos sido atraídos por ella.


Tras largo tiempo hemos conseguido llegar a un sano equilibrio que nos permite vernos en alguna ocasión y hablar como si nunca nos hubiésemos alejado. Nuestras conversaciones son curiosas y enriquecedoras, lo que nos permite tratar cualquier tipo de tema, incluyendo el sexo y nuestra vida sexual.


En los últimos años mi vida sexual ha sido nula, así sus relatos mantienen activa mi imaginación.


Yo le cuento que la masturbación sin compañía no tiene sentido para mí, con lo que él se ríe divertido.


-Yo puedo acompañarte si te valgo, no me importaría nada estar presente mientras una chica como tú se masturba a mi lado... - se queda un momento pensativo y continúa - ¿O también me dejas participar...? - me pregunta con la picardía en su sonrisa.


Cuando era jovencita siempre pensé que pasaría algo serio entre nosotros, no vamos a negar que alguna cosilla pasó, pero hace tanto de eso que su respuesta me cogió por sorpresa. Tal vez alguna vez he fantaseado con Mateo, recordando y reinventando alguna de aquellas cosillas que pasaron ¿tal vez él también las recuerda?

- ¿Acaso te pongo Mateo? - le pregunto incrédula. Su respuesta no se hace esperar.


- ¿Me pregunta si me pones cachondo? ¿Si tú me pones cachondo a mí?


Mateo no puede contener las carcajadas - Elena, deberías preguntarme si me has dejado de poner alguna vez. Podría decir que me pones desde el momento uno de la primera vez que nos conocimos, pero además te puedo asegurar que tú siempre has estado entre mis más frecuentes fantasías.

En este momento siento que nuestra relación acababa de cambiar, nuestras miradas no eran solo de amigos, en solo un instante nos damos cuenta que hay algo más profundo, un deseo que siempre hemos tenido latente y que con esta afirmación ha despertado en los dos. Nos vemos más cerca el uno al otro y con ello la conversación se hace más interesante, a mi parecer.


- ¿Entonces Mateo, si no he entendido mal, te ofreces a ayudarme a masturbarme? ¿Crees que estarás a la altura? - le pregunto con toda la picardía que puedo - no creas que es una labor sencilla para la que te ofreces- continuo sin dejar de sonreír.


-No esperaba menos de ti, sabes que siempre me han gustado los retos. - y así es, tengo muy claro que el morbo le encanta y ahora se le abre un mundo nuevo de posibilidades. Puedo ver las ideas revoloteando por su cabeza, noto como su calor aumenta a cada segundo.


- Te estás poniendo cachondo solo de pensarlo -le indico- te lo puedo ver en la cara- le sonrío.


-Se me ocurren mil cosas para ayudarte y todas ellas me parecen deliciosas...

No puedo evitar sonrojarme, la forma en la que ha dicho "deliciosas"... no puede ser más lasciva.

Mi imaginación también vuela, lo puedo imaginar entre mis piernas disfrutando de mis delicias con esa lengua que tiene...

Por unos segundos me quedo inmersa en mi ensoñación, esto promete, yo también me estoy poniendo cachonda al imaginarlo.

Tras un momento vuelvo a la realidad, Mateo sonríe, comprendiendo perfectamente lo que me está sucediendo.

- Realmente no necesito que hagas nada, con que te tumbes junto a mí, donde pueda sentirte a mi lado, mirarte... debería ser suficiente- le explico.

- ¿No me vas a dejar hacer nada? - me pregunta sorprendido

- Ya te he dicho que no iba a ser fácil

- ¿Pero no me vas a dejar hacerte nada? -vuelve a preguntar indignado.


-Para ayudarme a que me corra mientras me toco... no necesito que hagas mucho... ¡con no tener que imaginarte eres ya de mucha ayuda!


-Entonces ¿me tumbó a tu lado y te miro mientras te tocas? - me pregunta bastante descolocado - ¿Y puedo tocarme yo mientras lo haces?


Creo que empieza a ver las opciones de lo que le ofrezco

- Tampoco parece tan mala idea masturbarme mientras que te veo ponerte más y más cachonda...


- Si quieres puedes acariciarme, susurrarme al oído, juguetear con mi pelo....


Mateo imagina la situación mientras sigue atentamente mis palabras.

- Pero podría lamerte ¿no? ¿o morderte un poquito?


- Siempre que no interfieras en el asunto - le explico


- Entiendo, no interferir en el asunto. ¡Entonces no me parece tan mala idea!- exclama excitado - ¡yo creo que puedo ayudarte, si quieres!

- ¿Quieres que empecemos ahora? - Me invita alargando su mano hacia mí, su mirada lo dice todo.


Sin lugar a dudas quiere ser él mi compañero en esta nueva aventura.

No es momento para dudar, no todos los días se ofrece un chico como él para ayudarme con el placer que tanto echo de menos.

Agarro su mano, dando así respuestas a su pregunta. Mateo, sin apartar su mirada de mis ojos, tira de mí llevándome contra él, pasa uno de sus brazos por mi cintura, mientras que su otra mano se enreda entre mi pelo, jugueteando con él.

Mi cuerpo y mi mente se dejan llevar por sus caricias, esta dulzura y decisión es lo que busco.

Sus ojos siguen clavados en mí mientras acerca sus labios poco a poco a los míos, tan despacio que puedo sentir su respiración contra mi piel, su corazón latiendo con fuerza mientras se acerca.

Puedo sentir el roce de sus palabras en mis labios cuando susurra.

- Así sellamos nuestro pacto - y sin darme opción me besa.

Nuestros labios se encuentran en un beso suave al principio, una exploración tímida que de pronto se vuelve más segura. Siento una oleada de calidez que invade mi ser, un fuego que comienza en mis labios y se extiende por todo mi cuerpo. Mateo me sostiene con firmeza como temiendo que aquel momento pudiera desvanecerse.

Cuando nos separamos finalmente, ambos sabíamos que habíamos cruzado un umbral, uno que nos llevaría a un nuevo capítulo de experiencias.

Hemos llegado juntos hasta aquí tras largo tiempo de miradas cómplices y sonrisas contenidas, este era el momento que llevábamos tanto esperando.


-Llévame a tu cama- me pide.

Sin dudar y sin apartar mi mirada de sus ojos le tomo de la mano y le llevo a mi habitación.

Mientras Mateo espera de pie, yo dispongo la cama para la ocasión, coloco la toalla por si acaso y saco el vibrador. Invito a Mateo a la cama, un poco cortado se quita la camiseta y se tumba de lado observando todos mis movimientos.

Me quitó el sujetador por debajo de la camiseta, que ahora deja entrever mis pechos y el relieve de mis pezones en su esencia natural. Me quito los pantalones y me tumbo sobre la toalla estratégicamente colocada.

-La cosa empieza despacio - le explico mientras cojo el vibrador, lo enciendo y lo coloco dentro de mis braguitas - tardo un poco en animarme, ya sabes. Si quieres seguimos hablando, aunque quedarme mirándote también me vale.

No puedo evitar sonrojarme y retirar ligeramente la mirada, la vergüenza puede conmigo, aunque intente no mostrarla, estiro el brazo, cojo la sábana y me tapo ligeramente con ella, lo justo para evitar su mirada directa.

Mateo por ahora mantiene su mirada en mis ojos, desviándola breve y tímidamente por el resto de mi cuerpo.

-Espero que por lo menos te guste lo que ves -le hago notar con una sonrisa- yo estoy más nerviosa que tú.

Su sonrisa y su mirada no necesitan ninguna explicación Mateo comienza a darse cuenta de la situación en la que nos encontramos y empieza a disfrutar con ella.


- ¿Puedes resistir o serás débil y deslizaras tú mano por mi vientre, hasta acariciarme el interior de los muslos...? - le pregunto entre gemidos.


La excitación se refleja en su rostro, el rubor delata el deseo que arde intensamente en su interior.

-Eres mala – responde. Su voz emana sensualidad y sugerencia con un tono que despierta todos mis sentidos y deseos.

Amparándome en su mirada deslizo mi mano dentro de mis braguitas y comienzo a mover el vibrador a las zonas más placenteras, jugando con el clítoris, lo voy rodeando lentamente mientras mi cuerpo absorbe las vibraciones del juguete, poco a poco, quiero disfrutar de cada segundo sin pensar en el final.


Mi corazón comienza a acelerar su ritmo noto como el calor se despierta en mi cuerpo.

Pienso en la vergüenza que me da la situación, tener a Mateo a mi lado... giro la cabeza hacia él encontrándome con sus preciosos ojos que se clavan en mi mirada, todo esto me hace sentir electricidad recorriéndome el cuerpo, el morbo mezclado con esta sensación provoca que se me escapen los gemidos entre los labios. Mientras que Mateo cada vez se siente más cómodo, me acaricia el brazo con el que sostengo el vibrador.

-Cómo no puedo ver lo que haces ahí abajo- señala con un leve gesto de su cabeza -necesito saber que sucede para poder ayudarte - deslizando su mano hacia la mía termina preguntándome - ¿Puedo...?


Notando la duda en mi cara continua


- Tranquila, no voy a hacer nada, solo saber qué pasa...

Con un gesto afirmativo termina de deslizar su mano bajo la sábana y colocándola sobre la mía, comienza a sentir cada uno de mis movimientos del juguete entre mis piernas.

Por un momento se le corta la respiración, invadido por la situación.

Mi calor aumenta y con ello también mi humedad que ya es más que considerable, con su mano sobre la mía y su mirada sobre mi cuerpo todo comienza a agitarse dentro de mí, y ahora él lo nota como yo.

Su mano solo es guiada por los movimientos de la mía, yendo a los mismos puntos a los que voy con el vibrador. Estoy muy excitada y muy mojada, dirijo mi juguete sobre uno de mis puntos más erógenos y allí comienza la magia.

Mis gemidos se aceleran cada vez más hasta llegar a los gritos de puro placer, me retuerzo y muevo el juguete que ahora es el centro de todo mi placer.

Contra mi pierna noto las palpitaciones de Mateo, no puede negar que está disfrutando con esto. El sentirlo tan excitado junto a mí, con su mano sobre la mía, hacen que no pueda contenerme... me retuerzo gritando, se me corta la respiración...


Tengo que aflojar un momento para retomar el aire... Tengo mucho calor y la humedad chorrea entre mis piernas, me giro a mirar a Mateo que mantiene su mano sobre la mía.

Me mira unos segundos con cara de duda

- ¡¿Por qué has parado?!- me pregunta sorprendido- ¡Te ibas a correr y has parado! ¿Por qué? ¡Sigue hasta el final! - tras un momento pensativo continúa.


- ... Ya sé ¿Este es tu problema? Es como si tuvieras el corte de inyección adelantado, cortas antes de dar todo tu par... ¡Mal Elena, mal! - me regaña- me lo tenías que haber contado antes no tendrías que haber pasado todo este tiempo así.


- ¡No estoy rota! - consigo contestar entre respiraciones.


- No, no lo estás, solo mal regulada, pero eso lo puedo solucionar ¿Me dejas que lo arregle? No voy a ser yo quien permita que cortes antes de tiempo... Solo voy a hacer uso del juguete, tal y como quedamos, pero si no te importa voy a tener que deshacerme de mis pantalones... me aprietan bastante...


Con un rápido movimiento se quita los pantalones, retoma su posición junto a mí y vuelve a buscar mi mano para que le ceda la varita del placer.


- Confía en mí - continúa diciendo - sé cómo hacer que te corras.

Y acercándose a mí me besa, sus labios transmiten una calidez que invade mi cuerpo, sus besos eran mejor de lo que recordaba.

Con una caricia desliza su mano por mi brazo hasta llegar al vibrador que todavía estaba sosteniendo. Con el juguete ya en su poder Mateo retoma mi masturbación, se toma su tiempo, ya sabe cuáles son mis puntos críticos y va a explotar este conocimiento hasta el final.

Siendo Mateo el director de este momento mi cuerpo está de nuevo al límite, mis gemidos se suceden entre los gritos de placer que van a más, mi respiración vuelve a entrecortarse y comienzan mis músculos a tensarse fuera ya de mi control.

Ya no puedo más, intento evitar la mano tan ágil que tengo entre mis piernas, pero Mateo no me da tregua. Yo estoy muy mojada y le deseo con todo mi ser, quiero sentirle cerca lo más cerca posible. Rápidamente me giro quedando mi cuerpo frente al suyo, pudiendo sentir su calor y la excitación ya despierta bajo sus calzoncillos. Imposible ocultarlo.

Mateo desliza su brazo pegándome junto a él, aprovechando para besarme con cierta necesidad, aunque sus besos ya no son capaces de sofocar mis gritos.

Le rodeo con mis brazos y pego mi cuerpo todo lo posible al suyo, poder sentir como aumentaba su excitación con la mía junto con su olor, su sudor... me llevan hasta el límite.

-Córrete- me susurra- no pienses, solo siénteme y déjate llevar porque no voy a parar hasta que te corras de verdad.

Apenas puedo reírme, mis labios entre abiertos y húmedos exhalan gemidos a medida que mi excitación no deja de crecer. Cada músculo de mi cuerpo se tensa con anticipación, esperando su contacto, el roce con Mateo.

Su aliento sobre mi cuello, la decisión implícita en sus palabras, le aprieto fuerte contra mí en un intento de apaciguar mis gritos contra su pecho, pero no me queda nada más que dejarme llevar por el torbellino que me recorre por dentro. ¡No puedo aguantar más! Mi espalda se curva, la respiración se me corta totalmente imbuida por el placer. Mis ojos se cierran momentáneamente saboreando cada sensación, cada emoción, antes de entregarme por completo al orgasmo que amenaza con consumirme por completo.

Una liberación en forma de chorritos emana de mi cuerpo, a mí me dan mucha vergüenza, pero a Mateo le encantan, son la prueba tangible de que me ha llevado hasta donde él quería.

-Ahora perdóname- me dice tras un beso- pero necesito un momento para terminar también, porque bajar esto... - me señala su gran miembro erecto asomando por sus calzoncillos -... va a ser complicado.


Apenas puedo respirar, pero con un gesto le indico que proceda y me pego a él, para que pueda sentir mi cuerpo caliente junto al suyo.

-A estas alturas no necesito mucho tiempo - me explica mientras estira su brazo, mete su mano entre mis piernas y utilizando mis fluidos, fruto de su esmero, lubrica su mano.


Su respiración acelera más y más sus dedos tiemblan ligeramente con la anticipación del placer que sabe que está por venir mientras su mente se nubla con la embriaguez del deseo incontrolable, que apenas tarda en llevarle hasta un clímax más que merecido, corriéndose libremente sobre mí y dando salida a toda la energía contenida a la que le ha llevado esta experiencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario